Definición de Distopía: http://es.wikipedia.org/wiki/Distopía
Este concepto todavía no ha sido tenido en cuenta para introducirlo en nuestros diccionarios. Sin embargo, hace referencia a un futuro hipotético en el cual los ideales de civilización, progreso y libertades del ser humano puedan haber sido conculcados. Es el término contrario a la utopía, un mundo perfecto basado en nuestra concepción de lo que es correcto.
Esta forma de categorizar un futuro imperfecto y amedrantador cambia con el tiempo. Si bien antes de la caida del telón de acero nos preocupaban más la falta de libertades, el control social de las masas, el sometimiento del individuo al Estado o al Partido, propios de la ideología comunista/estalinista (1984 de George Orwell), ahora... ahora ya no nos preocupa nada. Ha caido la sombra que atenazaba a Occidente, ya nada puede ir mal. Y sin embargo, esto no es cierto... existen otras amenazas y otros mundos imperfectos y no están por llegar. Ya se han asentado en nuestras costumbres, en nuestra forma de ser, pensar y actuar. Mirad alrededor y decidme si miento.
Revisitación de la hipótesis del planeta dormido.
Este es uno de los riesgos que amenazan a nuestro futuro, descubierto una vez más por escritores de ciencia ficción, pensadores o amantes de la prospectiva. Se trata de uno de los mundos distópicos a los cuales más nos estamos aproximando en nuestros días.
Consiste sencillamente en el alejamiento por parte de la mayor parte de la raza humana, si no toda ella, de la misma realidad, al crearse una propia más conforme con sus deseos de comodidad, satisfacción de impulsos fisiológicos como el hambre o las pulsiones sexuales, solución de sus problemas de identidad o realización de sus sueños más anhelantes: ser partícipes de una gran aventura sin sufrir los riesgos evidentes para la integridad física, alcanzar la fama y el reconocimiento sociales o la simple liberación de su violencia innata en un medio totalmente inocuo y falto de repercusiones dañinas.
Si bien hoy en día la tecnología de la realidad virtual está en mantillas, sí podemos ver grandes avances, aunque tal vez no de la manera en que nos los imaginábamos en las décadas anteriores. La inmersión hoy en día no es total, es decir, no existen tanques de realidad virtual en los cuales se nos cierre absolutamente el acceso al mundo real como tampoco se han desarrollado sistemas de soporte vital que aseguren un continuo soporte de las funciones vitales del usuario, permitiendo una prolongada estancia en estos entornos de realidad simulada. Sin embargo, la dependencia psicológica que muchos de estos hoy en día imperfectos mundos pueden generar consigue los mismos efectos: sumergirse en una vida paralela, marginando la nuestra y relegando nuestros esclavismos fisiológicos a un segundo plano.
A continuación pasaré a relatar cinco aspectos novedosos que puedan teñir esta hipótesis con nuevas tonalidades, ninguna de ellas negadas ni imprevistas en el siglo pasado, sino todo lo contrario. Hemos sido advertidos y, sin embargo, se nos han colado ante nuestros ojos sin que hayamos podido mover un sólo dedo.
- Sociedad del bienestar. Hedonismo.
El culto al cuerpo no es ninguna novedad. Ha estado ahí desde la época de los griegos, sus maratones y sus olimpíadas. Sin embargo, la democratización de nuestra sociedad, la necesidad que se ha creado (por supuesto, por mentes interesadas) de que todo ser viviente sea digno de alcanzar un estado de plenitud física y de sublimación estética ESTÁ (¡AHORA MISMO!) llevando a que las personas más débiles se vean incapaces de tomar las medidas para tal desmán y pierdan lo más valioso que poseen (sólo por existir: LA VIDA) en un afán que muchas veces no es posible de alcanzar: el parecernos al artista de moda que se nos presenta en los canales adecuados que nosotros consideramos como únicos representantes de la razón y la verdad.
Nuevas enfermedades de nuestro tiempo que antes eran totalmente impensables asolarán a nuestra juventud con cada vez mayor saña. La necesidad de sentirse aceptados en un mundo cada vez más perfecto y más esclavo está llevando a la anorexia, la bulimia, la depresión y el suicidio. El perfil abarca a todo tipo de personas: la joven que inicia un régimen porque la ha dejado el novio debido a una extraña protuberancia adiposa; el treintañero que es incapaz de seguir todos los dictados de una moda exigente, que no puede verse en el espejo porque le da nauseas lo que ve en él; el cuarentón que se inyecta sustancias químicas en el organismo y ha puesto en el altar a un cuerpo que ya no se corresponde con el que le correspondería por edad; por supuestísimo, el ama de casa que acarrea un interminable listado de productos de belleza y de conservación de la edad, descuidando la parte del presupuesto familiar dedicada a los hijos; la pareja de jubilados, clientes de honor de balnearios, SPA y clínicas de cirugía. Casos más o menos graves o acuciantes pero que todos conocemos puesto que TODOS estamos inmersos en esta nueva lucha de una manera u otra.
- El consumismo como ideal de perfección humana.
El consumismo como lubricante de una sociedad burlada por conceptos como éstos:
a) Trampas del lenguaje: Descuento, ahorro, chollo, ganga, oferta anti-crisis, etc., que incentivan el consumo.
b) Nociones confusas de matemáticas: 3,99 € se acerca más al 4 que al 3
c) La equivocada idea de que ser es igual que tener
d) La belleza o reputación de ciertas personas no mejora la calidad de ningún producto
e) El sutil engaño del 2x1, en sus múltiples variedades, que nos incita a consumir más de lo que queremos
Ninguna de estas nociones son novedosas pero seguimos picando como tontos. ¿Hasta cuando?
- Mundos virtuales del siglo XXI: internet, chats, foros, blogs, videojuegos. La identidad virtual
¿Qué decir de un canal de comunicación que empleamos con tanta frecuencia que nos parece algo con lo cual hubiesemos convivido durante toda nuestra existencia y que tanto bien ha hecho y sigue haciendo para mejorar la comunicación de un punto a otro del planeta? Pues bien, sólo diré que la llamada inteligencia colectiva o la consciencia colectiva o la sociedad global, resultado de la invención de Internet, no es en absoluto una suma de sus partes sino una media aritmética en la que cortamos cabezas y pies para que cuadre nuestra concepción de la mayoría mediocre y superficial, dentro de la cual, por desgracia, yo también me encuentro aunque lo ignore con todas mis fuerzas.
Llama la atención la atracción brutal que poseen ciertos mundos fantásticos, ya no sólo del cine o de la literatura, sino aquellos en los cuales se nos da a disposición de nuestra imaginación o nuestro aletargado instinto asesino todo un mundo estable y coherente en el que medrar de manera simétrica que lo haríamos en la realidad. Me estoy refiriendo por supuesto a los MMORPG (abreviación anglosajona del término Juego de Rol Multijugador Masivo En línea) y, en general, a la mayor parte de videojuegos, de los cuales soy un acérrimo defensor aunque esto no me impida ver las amenazas implícitas de estos nuevos medios.
Entre ambos mundos existen profundas relaciones de dependencia puesto que la subida de niveles o la adquisición de mercancías se asimilan en el entorno restringido de los aficionados a este tipo de afición a un incremento de prestigio social. Si bien hoy en día estas relaciones están ceñidas a colectivos concretos, tal vez en un futuro cercano, puedan ampliarse a toda la amplia comunidad de individuos que usen un ordenador o una terminal de móvil, en vista de que ambas máquinas cada vez adquieren más semejanzas. Las cifras ya son millonarias.
- Influencia de los medios de comunicación audiovisual en la formación de la opinión.
El origen de estas demandas hacia nuestro cuerpo y nuestro bolsillo está en los medios de comunicación de masas, verdaderos voceros de una revalorizada economía que se lucra a costa de las ilusiones de la gente llana: cremas hidratantes mejores que el agua, perfumes que se apoderaran de la voluntad del género de elección, after-shaves que te peinan, lentillas para ciegos, batidos adelgazantes de la cartera, productos antiedad con terminología totalmente abstrusa y tecnificada (cuanto menos se entienda mejor), yogures que hasta caminan solos hacia el vater, pesas con prescripción médica, y un larguísimo etcetera, más largo que ayer pero menos que mañana.
No digo en ningún momento que sea totalmente vano poseer estos productos y servicios, y beneficiarse de sus virtudes. No seré yo quien me arrogue como juez de tantos. Tan sólo quiero llamar la atención sobre los graves riesgos que una obsesión por la belleza y la perfección pueda causar en personas vulnerables que se ven rodeadas de toda esta maraña de señales y cantos de sirena embelesadores. Una vez más el sentido común y una inteligencia despierta nos sacaran de muchos problemas. Es necesario que exista un contrapeso a la influencia brutal y sin control que HOY ejerce la publicidad.
Los consejos de personas significativas en cualquier ámbito de actividad humana, triunfadores, bellos y poderosos, también crean una muy poderosa atracción. ¿Quién no querría ser como ellos? Parece tan fácil y asequible que todos daríamos lo que fuese por formar parte de universos glamourosos y de papel couché. Nuestras mujeres ya pasean por las calles como verdaderas diosas de la belleza, como si la panadería de la esquina o los hipermercados de la clase media fueran improvisadas pasarelas en las que mostrar sus encantos duramente ganados.
Se me aparece en la imaginación un futuro en el cual no sirva ya ser fuerte, poseer unos pómulos marcados, tener un trasero apretado o unos pechos turgentes, sino en SER la persona de moda, señalada por los canales adecuados. Para ello la cirugía sería como cuando las tribus de Homo antecessor que habitaron Atapuerca se alimentaban de los cadáveres de los ancianos líderes de su pueblo, con el único fin de asemejarse a ellos y conseguir sus atributos que les hicieron grandes entre los suyos. Aunque claro, las modas no son duraderas... ¿cuanto tardaría ese referente en volverse obsoleto? La respuesta es CUANTO ANTES.
- Lucha de géneros. El despertar de la mujer.
Este es, ni más ni menos, que el principal vector de motivación por el cual todo lo anterior funciona. Por supuesto aquí peco de mi particular visión de las cosas como miembro del género masculino. Sólo hablaré de lo que me atañe como participante-sufridor por derecho de nacimiento en este cada vez más atormentado colectivo. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con mi postura pero es la mía y esa es la que defiendo.
Si buscamos mejorar nuestras cualidades físicas y estéticas como hombres, no nos engañemos... no lo hacemos sólo por pura vanidad egoista. Tenemos un fin, marcado a fuego en nuestro código genético, que es el de encontrar una salida a nuestros impulsos sexuales y conocer en todos los sentidos a una mujer con quien poder recomenzar la cadena sin fin de la vida, que procede desde la Era Arcaica y el limo primordial en el que pululaban nuestros antepasados bacterianos.
Tampoco quisiera dar una idea excesivamente reduccionista. Sin embargo, gran parte de los esfuerzos dedicados al progreso del hombre, asi como también el de la mujer, se deben a un intento por atraer al sexo opuesto. La mujer es para el hombre el yunque donde debe forjar su personalidad y su caracter. Todos los desafíos, los actos de valentía, nobleza y solidaridad, los sistemas de pensamiento, los avances tecnológicos, las obras artísticas, en su gran medida son deudores de este impulso. Si se puede entender de mis palabras que no hay otras razones es que no me he explicado con claridad.
Esta competición y lucha sin cuartel por conseguir tan deseado objetivo no ha sido nunca justa. No ha existido nunca un equilibrio entre las dos variantes del género humano. La experiencia de los que nos antecedieron y la nuestra propia nos hacen ver que el hombre se ha llevado el gato al agua en esta lucha. Sin embargo, ahora que tan cerca parece que estamos de la igualdad y que la mujer ha luchado tantísimo por su puesto en un mundo masculinizado, corremos el riesgo de atrincherarnos en el otro extremo.
No me detendré aquí a hablar de datos tan importantes como la facultad esencial y única por parte de la mujer para crear vida. No hablaré de la necesidad biológica de obtener una descendencia genéticamente adecuada. Aquí hay teorías para dar y tomar acerca de la preponderancia de la mujer y de sus requerimientos a menudo desmedidos...
¿Entonces por qué consumimos sin freno, por qué buscamos un ideal que se aleja de lo que somos? En muchas ocasiones porque tememos ser muy poca cosa para la mujer a la que deseamos. De hecho, hasta las mujeres que podemos desear son también preseleccionadas por esos medios de comunicación.
Envueltos en esta sociedad de lo fatuo y de la apariencia en pos de un objetivo señalado en parte por la evolución y en parte por comerciantes interesados, nos zarandeamos y luchamos sin apreciar verdaderamente la autenticidad del mundo en el que estamos, marginando y vejando sin ningún remordimiento a seres que son nuestros hermanos y que sin embargo adquieren una oscura pátina de aberrante monstruosidad como en el caso de la conocida cantante Susan Boyle, sólo hasta el momento en el que los focos de la esperanza mediática la rescatan de las negras aguas de la mediocridad y el desamor.
Todos estos apartados se unen en un complejo entramado que llamamos la sociedad del siglo XXI, un entorno de escapismo y negación de los más patentes límites humanos que en principio puede estar bien intencionado pero que conduce en demasiadas ocasiones a un camino sin retorno, el de un nuevo sistema de control, tan efectivo o más que el realizado en tiempos pretéritos por las instituciones religiosas.
Las adicciones del nuevo siglo no sólo incluyen a aquellos de los anteriores (drogas, tabaco, TV) sino que se amplian con Internet, los videojuegos y el culto al cuerpo. ¿Quién evitará caer? ¿Quién podrá sustraerse a una vida fuera de la vida, a una mentira que suplante nuestra verdadera identidad y nos convierta en lo que no somos? ¿Quién verá a sus semejantes y a sí mismos, y les aceptará como realmente son? Sólo el tiempo lo dirá... y sólo los de más férrea voluntad lograrán sustraerse a las embaucadoras fuerzas que nos quieren ver dominados sin apenas resistencia.
PD: No quisiera que se viese este artículo de manera alarmista y derrotista sino como un aviso de los riesgos que nuestro mundo actual YA posee y de que la probabilidad de evitar caer en esos abismos está EXCLUSIVAMENTE en nuestras manos.
1 comentario:
a este paso el sueño del futuro perfecto se tornará en una terrible pesadilla generada por nosotros mismos como ya lo estamos presenciado
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