jueves, marzo 11, 2010

Oriente y Occidente


La comida, esa escapada, sin salir de casa, a mundos desconocidos y exóticos que tal vez jamás visitaremos...

En primer lugar, aviso a navegantes. Si estáis a punto de comer, POR FAVOR, no veáis este video... Se os revolverán las tripas pero os carcajearéis, eso os lo GARANTIZO.


Porque hoy me siento oriental, he decidido emprender la ardua tarea de imitar esos platos tan deliciosos de todo restaurante chino de toda la vida... Imitar a los perfectos imitadores... Este fue el resultado:

Arroz tres delicias: como todo el mundo sabe, los chinos comen tortilla francesa de toda la vida


Tortilla de Primavera: porque la cabra siempre tira al monte y los cocinillas a las tortillas


Rollitos Primavera, en distinto estado de gestación. Tenemos hasta un aborto. Mirad junto a esas manos aviesas e impacientes que dicen "¡quiero comer!" el interior espanzurrado de uno de ellos.


Os engañaría si dijera que es un plato mio. Yo no he inventado el Bami Goreng y ni siquiera lo he cocinado, puesto que viene ya preparado en cómodos sobrecicos. Esto no quiere decir que no esté para chuparse los dedos... Si no os gusta, el culpable es este señor tan simpático denominado cariñosamente "el risitas", dueño de un emporio diseñado para satisfacer a los amos de casa novatos.


Seguiremos intentándolo... eso os lo puedo asegurar. La cocina asiática es un pozo inagotable de ideas.

Tras esta visita al lejano Oriente, saltamos el charco sin mojarnos y, gracias a la inspiración y la creatividad de la siguiente página de la sin par Garbancita, nos cascamos unos mojitos en forma de gominola, llenos de sabor tropical. Quizás su apariencia anodina no nos invite a comérnoslos de un tirón y tal vez sea mejor así, puesto que tras la apariencia inocente de una golosina se encuentra un ron Cacique mezclado con lima, hierbabuena y, por supuesto, ASÚÚÚÚCARRRRR!!!!

Lo siento, las maracas no están incluidas...


Finalmente, cansados de tanto viaje, decidimos quedarnos en el centro. Ni Este ni Oeste. Bienvenidos a la vieja, y en algunos casos rancia, Europa. Visitaremos las cafeterías vienesas en las cuales nos encontraremos la famosa Tarta Sacher. Puro chocolate suizo recubre un bizcocho relleno de mermelada de frambuesa. Sería injusto no reconocer el trabajo de mi madre en este caso. Y que vengan muchas tartas más como esta...



Para terminar, que quede claro que un par de hostiejas nunca vienen mal... y aquí tengo un adelanto para todos vosotros... A ver si os creéis que los curas tienen la exclusiva...