domingo, julio 22, 2007

¡Viva la libertad de expresión!



El valor del mundo democrático en el que los españolitos nos hemos metido de pleno en el último cuarto del siglo pasado no es otro que el de defender las ideas no con la fuerza bruta de la represión desmedida sino el de convivir en una constelación de diferentes pareceres y afinidades pero no por eso perder el respeto a ninguna de ellas.

En este caso de la ilustración del Jueves, mi opinión personal es que se deben dejar libres ciertas corrientes de opinión contrapuestas. Está claro que los dibujantes y redactores de El Jueves no comparten el respeto por la monarquía que otros miembros del pueblo llano sí poseen. Si queremos volver a la locura de bandos enfrentados y sangrías callejeras por la defensa de un honor vulnerado entonces que viva la guerra civil. Si creemos haber aprendido algo de toda nuestra historia reciente (y la de otras naciones) entonces dejaremos ese abierto espectro de opiniones. Que unos caminen por un lado y otros por la otra acera pero que si se encuentran, lo cual sería de lo más recomendable, se hagan un saludo cortés, se burlen de la postura del contrario si les apetece y a casita sin conmociones ni lesiones innecesarias. Podemos vivir todos juntos en un mismo país. Estoy convencido de ello.

Igual es que la democracia suena a utopía pero llevamos más de 30 años demostrando al mundo que una democracia joven se puede defender solita de peligros externos e internos (siempre los más peligrosos y difíciles de prevenir). Dejemos que el pueblo se ria de las altas esferas. ¿Acaso no han hecho siempre lo mismo? Ahora la democracia y los medios de comunicación masivos nos dan la oportunidad de vociferar lo que antes sólo podía acertar a murmurarse en una esquina oscura de un callejón de pueblo. Creo que hemos avanzado bastante, ¿no os parece?

Además, confío bastante en el buen humor de la familia real, los cuales creo que se sienten suficientemente respetados (por lo menos el rey y su papel en la transición) por la mayor parte de los españoles. Si yo fuese el príncipe Felipe ahora me estaría riendo de toda esta situación. Creo que no debería pasar de un buen momento de risa. La cosa no merece medidas draconianas más cercanas a otros tiempos de represión que sólo evocan escalofríos.