No, no me he vuelto loco. Estoy a punto de mostrar al mundo el listado de todos mis ligues y relaciones amorosas. Ríete tú de los Wikileaks de Julian Assange.
Es broma. En realidad nada tengo que enseñar puesto que nada hubo. Tan sólo una larga lista de frustraciones y penosos intentos por conseguir la atención de una mujer. Casi 20 años buscando lo imposible me ha llevado hasta aquí, instante en el cual recuerdo a todas las chicas que, en un momento u otro de mi vida, pasaron tangencialmente, casi tocándome pero nunca quedándose.
Nos remontamos a la temprana edad de los 18 años. Con los juegos olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla empezó este mal que ahora padezco y que ha malformado mi existencia hasta el momento presente. Selena. Ella fue la primera. Coincidíamos en la clase y ello era un sufrimiento para mí. Un año entero y tan sólo una conversación en todo ese tiempo, que se podría encajar en dos o tres párrafos a lo sumo. Un año entero tratando de pensar en la mejor manera de encararme a ella, elaborando frases que podrían llamarle la atención, refiriéndole mi mejor rostro. ¡Y entonces un año me parecía mucho tiempo! Ese record fue superado ampliamente en el año 2004.
En las fiestas de fin de curso se demostró la realidad. Empezó a frecuentarla uno de los chicos más populares de la clase, como no podía ser de otra manera, y en esas fiestas se remató la faena. Siguen felizmente casados a fecha de hoy.
Yo seguí mi camino, estudiando la carrera de mis sueños, mi vocación, la cual me traería un desenfreno de nuevas amistades, compañeros de residencia y mujeres, también mujeres. La más reseñable es Aitana, compañera de trabajos universitarios y punto. La razón por la cual no podría ser más era yo. Claramente no me encontraría a gusto profundizando en esa relación, no porque no quisiera nada con ella sino porque no me creía la enorme suerte que poseía estando junto a ella. Subjetiva sensación que me sigue acompañando incluso hoy en día. No puedo creer que tenga suerte en la vida.
La posibilidad de una unión más íntima era tremendamente cercana. Ambos eramos de la misma ciudad y estudiábamos la misma carrera en una ciudad extraña. Después de terminar nuestros estudios nos volvimos a encontrar. En ese período yo estaba pasando una mala racha de desempleo y ella, sin embargo, ya tenía una colocación muy decente. Hace poco he oído que también ha encontrado a su media naranja. Le deseo lo mejor. A ella sí la conocí lo suficiente para determinar que era una bellísima persona.
Tras finalizar la Universidad estuve en la capital. Estudiando una vez más, perfeccionando mi curriculum. Allí conocí a Circe, otra mujer que pudo conocer de primera mano cómo era yo. Con mis imperfecciones y carencias pero también con mi enorme generosidad y tratando de ocultar mis afectos. En ese año fui testigo de mucho desenfreno juvenil pero yo permanecí indemne. Jesucristo en el desierto fue tentado por Satanás. Él tenía poder para satisfacer sus deseos, yo no. Con lo cual ese estoicismo no tenía ningún valor.
Ya he mencionado cómo tras mis estudios hubo un período de sequía en la cual no se presentaba ningún trabajo, aparte de las prácticas no remuneradas y actividades varias de becario. Llegaba el período de cursos, cursillos y cursazos. De 50 horas a 300. Todo ese tiempo da mucho pie para que puedan originarse enamoramientos pasajeros. Otras personas pudieron haber tenido novias en cada uno de esos períodos. Yo no tuve mas que quebraderos de cabeza y obsesiones nocivas para mi estabilidad mental.
Este período de 1999 a 2004 fue bastante poco productivo en lo profesional y nefasto para mi cordura pero el tiempo libre de que disponía me brindó dar rienda suelta a la escritura, una de mis vocaciones ocultas que pude desplegar en todo su esplendor y que este blog muestra. Tres relatos surgieron a modo de hijos de mi calenturienta imaginación: Paradigma 2000, Holocausto y Estrella Roja.
También tuve la oportunidad de publicar algún que otro relato corto en una revista local durante algún tiempo. Y aquí paso a describir la extrañísima situación, única hasta ahora, que se dio durante una fiesta de presentación de esa revista. Fue la primera vez que una mujer me interpeló, tratando de interesarse por mí, sin que yo la conociese de nada. Realmente sorprendente. ¿Es que existía en mí algún tipo de atractivo que yo desconocía? Dejé escapar la ¿oportunidad? hablando de mis relatos y ralladas de cabeza sin tener el mínimo interés de concretar otro encuentro. Einstein tenía razón, la estupidez humana es infinita.
Ya nos estamos acercando al año 2004. ¿Que pudo suceder en esta fecha? De ello hablo en este blog y no pienso volver a recordar aquellos acontecimientos tan próximos. Sólo diré que ahora me alegro puesto que uno de mis mayores logros presentes, obtener la independencia de mis padres, se origina claramente tras los desvelos y el amor insatisfecho de aquellos tiempos.
Es increíble cómo se pueden desarrollar los acontecimientos. La certeza de que debía comunicarme con aquella chica (Pilar) y los resultados desastrosos posteriores me hicieron pasar una temporada de depresión, desesperanza y tristeza arrasadores, que casi acaban con mi estado de ánimo y mi propia vida. Afortunadamente ahora puedo considerarme una persona madura tras eso. Jugar con fuego nunca es recomendable pero si se atraviesan las llamas quien sale de ellas ya nunca será el mismo.
No se puede tratar de jugar en primera división. Desde entonces lo sé pero también he aprendido que en la subjetiva clasificación en que las mujeres y hombres encajamos existen numerosos timos y estafas. Y que existen mujeres de tercera regional que han conseguido hacernos creer que son Cristiano Romualdo.
Pero hay todavía más. Encuentro trabajo más o menos estable. Por tanto, mi primer objetivo vital se ve finalmente cumplido. A resultas de eso surge con más fuerza la necesidad de encontrar pareja. Pero tras el fracaso comunicativo del 2004 y posteriores años veo que aquello no es realizable. Trato de fortalecer las facetas de mi ser con más carencias. Dedico unos cuantos años a mejorar mi físico, con resultados prácticamente nulos.
Llega el año 2007 y otra puñalada a mi deshecho corazón. Sigo realizando cursos a pesar de que tenga un trabajo. Nunca está de más aprender cosas nuevas pero en mi tostado cerebro ya cada vez hay menos sitio. Sigo obsesionándome, hechizándome como una liebre que se queda mirando a los faros de un coche, sin saber que está a punto de ser arrollada. Sin embargo, en esta ocasión llego a conocer a una mujer maravillosa, Imelda, que me hace pensar en que yo también puedo encontrar el amor, como todos. Lástima que en una noche me fuese arrebatada de mis manos por otro. Mi única salida fue la huida.
Poco después además pude ver cómo la mujer con la que más similitudes he podido tener de entre todas las conocidas en estos largos años viajaba lejos de mí, en pos de su carrera profesional. Juro que hice todo lo humanamente posible por mantener el contacto pero ya no había nadie al otro lado de la línea.
Además, en ese mismo año también pude conocer a una bellísima, dulce y atenta camarera denominada Adriana, cuya simpatía hizo que se abriese mi corazón además de mi cartera cuando pedía mi desayuno. Lástima que no me viese capacitado para poder desarrollar una amistad con toda su familia presente y sin saber si tenía o no pareja. Mis intentos son siempre furtivos. Si tengo que seducir a alguien sabiendo que tengo espectadores que se van a reir de mis intentonas lamentables, entonces me vengo abajo. Normal.
Seguía pasando el tiempo y mis opciones en vez de disminuir crecían. ¿Lo hacían realmente? ¿No se trataba de una broma cruel del destino que me hacía ver éxitos allí donde no se ocultaba mas que el fracaso?
El trabajo me dio la posibilidad de relacionarme con Cornelia, Rocío y Magdalena. Parecía mentira pero conocía una o dos mujeres nuevas cada año. Alguna vez sucedería... Sin embargo, a medida que surgían nuevas oportunidades las quemaba tontamente tratando de forzar la maquinaria.
¡No! ¡Otra vez este tío tratando de meter ficha!
Con Cornelia pronto supe que yo no tenía el perfil requerido. Probablemente andaría buscando a un profesional bien situado en su mundillo más cercano o simplemente es que no buscaba en absoluto. Pensar en lo último me tranquiliza más porque no daña mi ya desinflada autoestima.
Rocío era el tipo de mujer con quien yo no me veía desde el principio. Sin embargo, parecía que ella tenía, como yo, la necesidad de encontrar a alguien que diese más sentido a su vida. Quedamos en contadas ocasiones e incluso pude bailar con ella, la primera vez en que bailaba con una mujer. Nadie se percató de ello. Sin embargo, y como una tercera persona me hizo ver, yo no encajaba en su vida. Por tanto salí sigilosamente, lo cual no me costó mucho. Ya estaba acostumbrado a no apegarme a nadie. Es algo que realmente desde el 2004 no me cuesta en absoluto. Se ha perdido ya la inocencia, no creo que tenga nunca una relación de la que al día siguiente, si me lo planteo o me viese en el brete, no pudiera deshacerme como si me cambiase de camisa. Mujeres, vosotras mismas creáis a vuestros monstruos.
Magdalena es mi recuerdo más reciente. Realmente no tengo nada que decir sobre ella. Una vez más, sólo hay en común una o dos conversaciones en torno a un café y la sensación de que podría ser la mujer de mi vida. ¿Donde hay que firmar? En ningún sitio, puesto que ella tiene otros intereses, aparte de una persona solitaria sin ningún tipo de atractivo.
Este año pasado, el 2010, tuve otro encuentro, fuera del ámbito laboral y facilitado por internet. Es lo más cerca que he llegado nunca a la relación física. Tuve la oportunidad de besarme con Carmela en mi propia casa pero llegado el momento tan deseado surgió lo inesperado. Me repugnó. Tantos años deseando este EVENTO y cuando sucede soy yo quien da marcha atrás. Después de eso imagino que ella trataría de buscarse las castañas por otro lado y con toda la sinceridad del mundo me comentó que estaba chateando con otras personas. Todo terminó cuando me dijo que se iba a ir fuera de España, siguiendo a su enamorado a su país. Al parecer soy la mascota simpática que trae el amor y la suerte a todas las mujeres que conozco, porque la inmensa mayoría de ellas ahora están satisfactoriamente emparejadas.
Así llegamos a la actualidad y a la necesidad de escribir este post, que alude directamente a mi ya enfermizo deseo de acercamiento a un miembro del sexo femenino. Cuantas veces he pensado en lo que podría sentir acerca de mí una mujer que leyese estas líneas. Desgraciadamente ya lo he comprobado. Un obseso, un degenerado, un desesperado que no suscita en su corazón ni el menor signo de ternura o solidaridad sino rechazo y asco. Cómo la bondad y la generosidad sin límites, cómo el afecto, el cariño y el romanticismo, el cuidado de la persona amada, cómo todos los mejores sentimientos que genera el corazón humano pueden dar como resultado el desprecio.
Algo ha fallado. Será la comunicación, serán las apariencias. No me he explicado como debería, no he conseguido llegar a lo más profundo de la mente femenina, no he sabido desentrañar el misterio. Me encantaría pensar que todas y cada una de las mujeres que han podido compartir la vida conmigo pudieran tener la oportunidad de conocerme, de leer estas líneas y descubrir que no he sido ni un monstruo ni un desecho humano, que tengo tantísimos talentos y tantísimo amor por dar, aún todavía, que realmente se puedan plantear con realismo el hecho de ofrecerme un nuevo comienzo.
Aquí, emocionado al escuchar a Whitney Houston (y reflexionando acerca de lo duro que es envejecer para algunas mujeres), con su exquisita pieza "I have nothing", que me transmite todas las mejores intenciones y el mayor deseo de cercanía, no puedo decir otra cosa mas que dirigirme a Dios o a los hados que deciden nuestro destino, el cual yo creo que todavía está por escribir, porque así me lo han enseñado, y gritar al cielo:
"Por favor, dadme otra oportunidad".
2 comentarios:
hola Andries encontré tu blog por casualidad y me ha parecido interesante, pienso q eres un hombre inteligente, saludos. Dios te bendiga.
pd. y guapo
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